Después de las Jornadas

Han sido 3 semanas en las que hemos estado con el corazón en vilo. Cada sesión ha sido un nuevo comienzo. ¿Qué sucederá hoy? Y es que uno de los regalos que nos llevamos de estas Jornadas es la participación de las mujeres con su experiencia, y las nuevas incorporaciones.

No hemos contado cuántas mujeres a las que no conocíamos han llegado, pero celebramos cada vida que ha sido tocada por la información acerca del respeto en el parto. Cada mujer que ha podido soltar su miedo, compartir su historia, emocionarse escuchando a otra. Cada mujer que ha sentido ganas de parir bien. Cada mujer y hombre que ha sentido un poquito de aire fresco y esperanza.

Y es que estamos necesitando el cambio.

pariribone.JPGAbrimos las Jornadas con una exposición de Ibone Olza, que nos describió la vivencia de la mujer que vive un parto fisiológico. Nos explicó la neurociencia del parto, y sus implicaciones en el comienzo de la vida. Creo que todas las asistentes deseamos parir así, viviendo un parto real, con toda su inmensidad.  Es fácil enamorarse del buen parir escuchando a Ibone. Y su información es una valiosísima herramienta de empoderamiento. Contar con un punto de referencia saludable para construir nuestras expectativas y prepararnos para vivir nuestros partos es fundamental. Ibone también nos escuchó mucho. Y muchas mujeres pudimos compartir nuestras vivencias. Fue muy emocionante.

En la segunda sesión Elena Rivilla nos contó cómo funciona la maternidad del Hospital de Torrejón, cómo fue el proceso de creación del servicio, lo que significa trabajar con la familia en el centro. Escucharla era muy inspirador, es una mujer enamorada de su trabajo y orgullosa del equipo de trabajo al que pertenece. Teniendo muy presente que hay mucho que crecer y mejorar en la atención al parto, también en el Hospital de Torrejón, la sensación que nos quedó es que es un lugar recomendable para parir, y que nos gustaría que su modelo de atención pudiera exportarse a otros hospitales.

hospitalvillalva.JPGEn la tercera sesión fue el Hospital de Villalba quien nos presentó su servicio de maternidad. Acudió una generosa representación del equipo: Alicia Aguilar (matrona), Victoria Marcos (ginecóloga) y Diego Hernández (pediatra). Sentimos que estaban disponibles y abiertos a escucharnos y que su intención es que el servicio de maternidad de Villalba sea un lugar de referencia en cuanto a parto respetado, que pueda adaptarse a las necesidades de todas las usuarias. Como usuarias también nos gustaría percibir que los profesionales confían en nosotras y se implican para generar los cambios necesarios, así que salimos de la sesión muy motivadas para mantener una línea de comunicación abierta, y para que entre todos, hagamos que la Maternidad de Villalba sea un lugar realmente acogedor.

Ancara Perinatal, formado por Anabel Carabantes, Paca Muñoz y Sara Martín-Caro ocuparon la 4ª sesión. Nos hablaron del parto en casa, una opción que nos resultó muy familiar. Pudimos aclarar muchas dudas con respecto a cuándo si y cuándo no es viable un parto en casa, y nos presentaron su manera de trabajar, una forma de atención individualizada que contempla todas las sensibilidades de la mujer y la familias durante todo el proceso del embarazo, parto y posparto.  También de cómo era la relación con los hospitales cuando un parto que comienza en casa se deriva al hospital, de cómo una comunicación clara abre todas las puertas.

En la penúltima sesión, con Sol Berardelli y Cheli Blasco, empezamos a tomar la palabra, a compartir nuestras impresiones, a verbalizar nuestras necesidades. Nos acompañaron en bonitas reflexiones a cerca de cuál es el propósito final que tenemos, que seamos respetadas en nuestros partos. Que sintamos que los partos son nuestros, que si algo nos aleja del ideal de un parto fisiológico, podamos ser dueñas de nuestras decisiones, que seamos agentes centrales y activos en todo el proceso. También de la importancia de estar informadas, y de elegir a equipos profesionales que sean capaces de recibir nuestra propuesta y acompañarnos en este período tan sensible e inmenso. Nos preguntamos por qué aún vivimos tantas experiencias negativas en la atención de nuestras maternidades, a pesar de que hay un cambio evidente con respecto a hace unos años. Sin embargo, al ser un proceso tan crucial, con tantísimas implicaciones para la madre y el bebé, para la familia, e incluso la sociedad, nos sorprende que haya tantas resistencias para seguir la Estrategia de atención al parto normal del Ministerio de Salud, y observamos que más allá de intentar aplicar la estrategia, el cambio implica un proceso personal en los profesionales y las usuarias.

El cierre lo hicimos un grupo de mujeres, nos hubiera encantado que también hubieran acudido nuestros profesionales de referencia, que mostraran un interés activo por escuchar las conclusiones a las que llegamos, las impresiones que nos llevamos. Así que surgió el impulso de tratar de acercarnos a los profesionales, de estar más en contacto con la atención primaria, y nos planteamos una manera más activa de estar como grupo de crianza, más allá del apoyo madre a madre, en el que fundamentalmente se basa nuestra actividad. Nos hicimos conscientes de lo importante que es estar en contacto con otras mujeres y familias que se están proponiendo mejorar la atención a la maternidad y la crianza, y la fuerza que tomamos al entrar en contacto con el grupo. Unas cuantas mujeres se animaron a incorporarse en el grupo de crianza. Y también planteamos que sería interesante preparar este tipo de actividades de forma periódica. Se comentó que entrar en contacto con esta información es una buena preparación al parto. Fue muy emocionante y estimulante.

Estamos muy agradecidas a todas las personas que han participado, desde el Ayuntamiento de El Boalo, Cerceda y Mataelpino, que apoya nuestras iniciativas, a las profesionales que aceptaron nuestra propuesta, y a cada una de las mujeres que se acercaron a escuchar y compartir. Entre todas estamos impulsando el cambio.

Necesitamos cambiar adentro todas las creencias que nos dicen que no podemos parir, que no sabemos, que no queremos. Recuperar el conocimiento profundo y simple del parto fisiológico. También recuperar la confianza en las instituciones y los profesionales.

La necesidad del cambio afuera, en las prácticas de los profesionales que nos atienden, de la sociedad a la que pertenecemos. Necesitamos sentirnos seguras en los hospitales que nos corresponden, no sólo de que puedan intervenir cuando es necesario, también de que no vayan a hacerlo cuando no lo sea. Que la obstetricia recupere la confianza en nuestros cuerpos. Y que las políticas del sistema de salud se flexibilicen para ser capaz de dar respuesta a las necesidades de cada usuaria.

pariendoSomos conscientes de que este tipo de cambio requiere tiempo, sin embargo sabemos que cada día estamos más cerca de la normalización en la atención al parto. Es este además un proceso que se retroalimenta, en la medida en que las mujeres comunicamos nuestros deseos de partos respetados, los profesionales van acumulando experiencia y por tanto, confianza, en que las mujeres podemos parir, que menos es más en lo que se refiere a la atención al parto. En la medida en que los paritorios se llenen de partos fisiológicos, los profesionales van a favorecerlos, y poco a poco iremos creando una nueva cultura del parto. Falta aún que aparezcan partos amables en las películas, que nos demos cuenta de que el dolor forma parte de la vida, y que le cojamos el gusto a vivir la realidad, sin pretender anestesiarnos de ella, que ensanchemos nuestro pecho para acoger la vivencia, que nos hagamos fuertes, y que después de cada parto podamos exclamar ¡el parto ha sido mio!

 

 

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